Desde el PPP La Amistad nos recomiendan
Promotor: Duvan
Gómez Vargas
Título:
¡Adiós,
pajarito, adiós!
Autor: Nicholas Allan
Editorial: Ediciones Ekaré.
Año: 1997
¿Cuántas veces no hemos
querido estar solos en el mundo?, ¿las personas que conocemos llegan en el
momento que en verdad esperamos o sólo
resulta ser un accidente de la vida?, son unas breves y complejas
preguntas que algunas personas se habrán hecho en algún momento de su
existencia.
Ésta interesante
historia, del escritor inglés Nicholas Allan, nos lleva a entender un poco qué
puede pasar con un hombre que, en ese momento, piensa en las citadas
incógnitas. La historia nos transporta a una isla donde un ermitaño tiene todo para
él: el silencio que debe tener una isla y una vida en paz. En cierta ocasión
llega una pequeña ave que le interrumpe el silencio, el aseo de la isla y, por
supuesto, la paz. El ermitaño comparte la isla con su nuevo visitante, pero
como el ermitaño no quiere estar al lado de la paloma, decide dividir la isla
en dos partes. Al principio las cosas empezaron bien, pero no dura mucho, puesto
que el ruido y el desorden sigue en los dos lados.
El desespero del hombre
lo lleva a atrapar a la paloma, hacerle una jaula y cubrirla con un manto
tejido, para así estar tranquilo, pero… ¡Ahora él quería que la paloma cantara
o hiciera algún ruido!, Así que el hombre decide abrir la jaula, pero el animal
vuela sin rumbo fijo; sólo le dice que volvería y traería más amigos, cosa que
al ermitaño no cree importante. Luego de días y noches la amiga ave vuelve a la
isla con una gran camada de animales, entre los que había: vacas, ratones,
ovejas, cerdos, elefantes, jirafas, leones, personas también, perros y
serpientes. Un Arca de Noé completa desembarca en la isla, algo que en verdad
enfada al ermitaño que ya no podrá quejarse de no tener amigos, porque con la
paloma y el zoológico que ha llegado a la isla, tiene de sobra para querer
estar solo de nuevo o hacerse la vida amena con sus nuevos visitantes.
Ésta
interesante historia tiene un trasfondo en sus imágenes y letras: en la vida,
en ocasiones, no estamos a gusto con las personas (incluso animales) que tenemos al lado; aun
así aprendemos a convivir con ellos sin pensar que en cualquier momento nos
harán falta. Hay que aprender a convivir con la diferencia, con múltiples
formas de pensar sin seguir un modelo o una ideología en particular, porque
será desde allí, de la construcción y unión de una sociedad, que se puede
pensar y materializar un mundo diferente.
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