jueves, 11 de agosto de 2016

Desde el PPP Eduardo Santos : Poesía para todos

En los Paraderos Paralibros Paraparques se realizan actividades que promuevan la lectura, el siguiente texto es una actividad realizada en el Paradero Eduardo Santos un día sábado con usuarios de diferentes edades.

Un sábado de poesía 

Realizado por Karen Marcela Muñoz Martínez
Promotora PPP Eduardo Santos


Al encuentro asistieron personas de la tercera edad, adultos y jóvenes. Al inicio de la actividad, se realizó un conversatorio entorno a la concepción individual de poesía y de lo poético, el acercamiento que cada usuario ha tenido para con estos ámbitos (incluida la literatura al respecto) y finalmente, cada usuario compartió una poesía con el grupo.

En el conversatorio, o mejor, lluvia de opiniones sobre la concepción de cada uno sobre lo que es la poesía y lo que para ellos es poético, brotaron ideas inspiradoras. Dentro de las opiniones, surgieron algunas como la de una de las jóvenes asistentes para la que  Poesía es “el grito del alma”, y un usuario que la definió como “un universo no para escapar de la realidad, sino para mirarla de manera diferente”. En ese sentido circundaron las demás opiniones; para ellos la poesía, más que un género literario o literatura, es una manera de inspirarse, de plasmar sentimientos, o de vivir. Ahora, respecto a lo poético, el sentido subjetivo de tal definición no se quedó atrás: todos los asistentes al encuentro, concluían apuntes como que lo poético no es el carácter de un género literario (poesía), sino que es algo más; para algunos una forma de vivir, para otros un sentimiento que nace con los humanos y que hace Ser humano, o también que es algo esencial de la naturaleza misma. Aquí  hubo  espacio  para  anécdotas  amorosas,  comparaciones  con  manifestaciones poéticas antiguas y las contemporáneas, risas y algo de ese brillo en los ojos que se observa   cuando   compartimos   nuestros   recuerdos   con   los   demás.   En   general, consideramos lo poético como una imagen, un sonido, una voz, un aura o un aroma que acompaña las cosas del mundo; las que son maravillosas, bonitas y las que no son tan bonitas, pero que igualmente; hacen parte de nuestra concepción de poder “sentir” y “experimentar” sensaciones y emociones. Lo poético hace parte inherente de nuestra esencia y es la muestra vívida de que nuestro raciocinio también nos permite ser alma y corazón como individuos.


Ya como segunda etapa de la actividad, contamos acerca del grado de inmersión y de qué forma cada uno se ha acercado a la poesía en literatura. Dentro de los usuarios había
diversas situaciones. Por ejemplo, uno de los asistentes, no puede leer, y ve con dificultad, pero recitó de memoria una poesía (A mi patria) que siempre escuchaba en la radio y que se memorizó desde tiempo atrás; en ese espacio, más que literatura, Don Polo (así se llama el usuario), nos dejó ver entre sus palabras, sentimientos y su esencia noble y valiente.

Otro de los usuarios, don Marco, compartió diversas referencias bibliográficas, y como todo aférrimo lector, inspiró a todos con los autores sobre los que conoce y la mucha poesía que acostumbra a leer. Yazmín, una de las jóvenes que nos acompañaba, mencionaba que acostumbra a leer poesía de amor, del tipo Cortázar, y escritos que hablen de romanticismo y sentimientos. En contraste, Don Merardo y doña Ana, mencionaban que esas experiencias de acercamiento son una motivación para que lean poesía, porque no se han cercado al género como tal y porque las ocupaciones del diario vivir muchas veces son un distractor para no “ponerse juicioso”. Hubo  diversas historias y situaciones, pero lo cierto es que cada uno había tenido algo poetas en su vida y algo de poesía en sus días.


Por último, se compartieron poesías en el grupo. Cada usuario leyó una poesía perteneciente a la colección del paradero y otros recitaron fragmentos de poemas que los han acompañado en sus momentos de sentires y pensares. Hubo lecturas de Cortázar, fragmentos sin recordar de quién era, poemas religiosos, poemas al territorio y costumbres; hubo Quevedos y sobretodo: soñadores escuchando volar letras del corazón.

El encuentro fue sin lugar a dudas un espacio de reflexión, recuerdos y ensoñación; no porque leímos poesía y porque dejaron de lado cualquier actividad para ser poetas de minutos, sino porque permitió conocer aspectos íntimos entre los usuarios, porque permitió  mirar  la  realidad  frívola  y  ajetreada de  otra  manera  y  porque  nos  permitió acercarnos como usuarios, lectores, personas y como soñadores.



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