domingo, 29 de enero de 2017

Nos recomiendan


Cuentos de madurez
Autor: J.M. Machado de Assis
Género: Cuento  

   El crítico norteamericano Harold Bloom ubica a Machado de Assis entre los escritores que dialogan sobre la fundación y, a su vez, como “el más destacado discípulo de Laurence Sterne en el nuevo mundo”. La aseveración de Bloom tiene sus raíces fundamentalmente en las cinco novelas que escribió Machado en su madurez: Memorias póstumas de Blas Cubas (1881); Quincas Borba (1892); Don Casmurro (1900); Esaú e Jacó (1904) y Memorial de Aires (1908). Sin embargo, es en el cuento, género al que el escritor brasilero dedicó varios libros, donde se puede ver el germen de la forma composicional moderna y del tema fundacional que se desarrollan en las novelas citadas.

   Los textos que compone la antología Cuentos de madurez esgrimen  temas como la locura, la corrupción y la miseria. Las historias son abordadas con procedimientos del cuento moderno, en donde el juego, la parodia y la reflexión sobre la creación de este género literario, son partes fundamentales. Cuentos como el “Préstamo” donde el narrador se pone en la tarea de reflexionar sobre el sentido filosófico y literario de la anécdota, o historias como “Último capítulo”, “Noche de almirante” o “Misa de gallo”, en el que los narradores presentan historias ambiguas en las que se busca un lector diligente, llevan a ubicar a Machado de Assis como uno de los precursores del cuento moderno en Latinoamérica.

   Cuentos de madurez  contiene una buena selección que deja ver  a un cuentista de la altura de Chejov, así como los inicios de un género que en Latinoamérica ha tenido grandes exponentes. 

jueves, 26 de enero de 2017

Desde el P.P.P. La Estancia, en la localidad de Ciudad Bolivar, nos recomiendan

               
   Por Gildardo Meneses
                                Promotor de lectura P.P.P. La Estancia


                           Radiografía del Divino Niño 
                           y otras crónicas sobre Bogotá

  La ciudad ha venido creciendo insaciablemente sin parar. Los edificios que se levantan parecen competir con la altura de las montañas que la rodean. Y el verde característico de ella se ve menos. El color que se presencia es el ocre de las casas. Casas que se han levantado buscando un espacio en Bogotá y que, por la noche, la luz de los hogares la iluminan. Bogotá ha tenido cambios que apenas son notorios para algunas generaciones, ya que no es la misma de hace cincuenta años: después del 9 de abril no siguió siendo la misma. Sí, las generaciones que no han presenciado dichos cambios fue porque nacieron en la década de los 50s o posteriormente.

  Para tener una idea cómo era la ciudad hace cinco décadas, hay fotografías que proporcionan imágenes más que dicientes: casas coloniales, cachaco de gabardina negra y sombrilla a la mano. La fotografía permite una lectura de la ciudad a través de la imagen dando cuenta de lugares emblemáticos que estuvieron y que, con el paso del tiempo, fueron remplazados. La crónica en este caso también ilustra los acontecimientos y el lector de Libro al Viento, en su número 26, encontrará once crónicas que, como lo enuncia se título, es una Radiografía.

  “La crónica es un género periodístico que está lejos de la noticia, pero muy cerca de la realidad.  A veces la noticia y la realidad se juntan de manera caprichosa y eso hace excepcionales a las buenas crónicas”. Expresa Roberto Rubiano Vargas en el inicio de la introducción de Radiografía del Divino Niño y otras crónicas sobre Bogotá.  Lo mencionado por Rubiano Vargas, respecto a la crónica y el encuentro entre la realidad y la noticia, nos desvela la memoria de una ciudad que no está compuesta solamente por la infraestructura, sino también por la historia de sus habitantes.

  Cien horas como vendedor ambulante de Alfredo Molano es un ejercicio experimental-periodístico. Molano sin tener ninguna experiencia como vendedor ambulante se pone en los zapatos de uno y nos muestra las dificultades por las que pasan estos vendedores informales. En Bogotá para principiantes, de Antonio Caballero, se puede leer como una guía turística irónica para los que desconocen la ciudad y se empeñan en decir que Bogotá es fea.  La belleza también duerme en los inquilinatos de Ricardo Rondón nos presenta a las costureras de Ciudad Bolívar, junto a sus vestidos, para reflexionar que éstas creaciones no tienen nada que envidiarle a Silvia Tcherassi.

  Y como dice Eduardo Arias Villa en su crónica Tierra de Nadie: “Es demasiado caótica para ser hermosa. Esconde demasiadas sorpresas como para ser aburridora”.Lector asiduo del paradero está invitado a leer este libro y reflexionar sobre el porvenir de la ciudad, porque sus habitantes también construyen, proponen y piensan la ciudad.



lunes, 16 de enero de 2017

Desde el P.P.P. Clarelandia, en la localidad de Bosa, nos recomiendan


                                                    
         Por Joseph Lozano
                        Promotor de lectura P.P.P.  Clarelandia

Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

Apocalipsis 2:10

   
   El castillo de Tronka arde y arde entre risotadas siniestras, esta crepitación del funesto fuego de la tercera noche que da comienzo a la siempre asombrosa guerra por la venganza de las dos negras recuas maltratadas. Existen objetos y seres que obtienen en la historia y en mundo de la vida de los sujetos cargas significativas enormes; la lanza del centurión Longino, por ejemplo, hierro que se nutrió   con violencia de la   sangre y del agua sagrada que surgió de la herida de un Cristo fallecido y luego de cientos de años se transformaba en una reliquia sagrada, poderosa, que apresaba   el poder de ser invencible. El florero de Llorente, símbolo que contiene en sus fragmentos la independencia nacional y la pólvora de la inextinguible violencia, Aquellos objetos dejan huellas definitivas en la historia de la humanidad y en las naciones. Esto sucede en todos los lugares, en todas las culturas en todas las épocas, como aquel poeta que “iluso solía rimar –en verso de contorno difuso” y que cambia su vida por un anillo de hojalata. O el de la llave que se encontraba en Salónica símbolo de una vida pasa perdida en Toledo.  De esta misma manera Hilda, indígena Emberá sueña con su casa que fue demolida y arrebatada por los Demonios pérfidos de la violencia, azote de nuestra Nación.

   De esta misma forma los caballos fornidos y morunos de Kohlhaas el justiciero   son el arquetipo de la justicia radical imperdonable, que es tomada por una persona que se siente desprotegida por un estado monárquico que no defiende sus derechos. Esta obra nos orienta por un sentido de la justicia puro, extremo en que la pérdida de un par de caballos color bruno son la suma de acontecimientos dramáticos que terminan en la quema de una parte de Sajonia “los caballos por los que el estado tiembla” Nunca antes la palabra justica adquiere tantos matices tan finos y severos.  

   Esta asombrosa guerra en donde el poeta Heinris Von Keist logra retratar la rebelión pura o en palabras del escritor German Espinosa “Su obra, no obstante, parte de raíces profundas en lo objetivo y toca lo ideal o lo mágico sólo cuando el lector ha sido envuelto por completo en las redes de la realidad.” Kohlhaas, germano que además de tener un asombroso sentido de la rectitud en su sedicioso y puro espíritu crea un ideal llamado “la profesión de corazón” que hace que un sencillo chalán se vuelva un aguerrido renegado, Leer a este poeta suicida te absorbe en un místico suceder de las cosas en que los objetos son severamente significativos, un pequeño papel se trasforma en un poderoso talismán con la propiedad de salvar vidas de extirpes enteras. ¿Qué dice el papel con tales propiedades? ¡Acércate y averígualo, léelo!

lunes, 9 de enero de 2017

Desde el P.P.P. San Cristóbal, en la localidad de San Cristóbal, nos recomiendan

 

Andrea E. Giraldo

Usuaria P.P.P San Cristóbal


   Nombre: Cóndores no entierran todos los día
   Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
   Editorial: Grijalbo

  Una historia donde los límites de la violencia parecen ser olvidados ante la ferocidad del espectro político que azotó a Colombia en los años 50. León María Lozano (su protagonista) se encuentra dominado por el fervor del conservatismo y, junto a sus pájaros, libera una guerra en el municipio de Tuluá. En este lugar, donde no se ha limpiado la sangre de sus calles, el olvido no ha condenado a estos personajes.

  Una novela bastante trágica, sin dejar de ser ilustrativa en el campo histórico y enervante (humillante en algunos fragmentos) ante la realidad en la que hoy por hoy nos hallamos inmersos. Un relato casi autobiográfico; plasmado por quien vivió la guerra de manera directa: perdiendo a su paso amigos y familiares; una muestra del génesis violento que ha teñido de cruces la tierra y una evidencia (casi atroz, casi inhumana) de un Estado que vela por el TEMOR y LA VIOLENCIA. Por eso, y por mucho más, recomiendo a los lectores esta obra maestra.

jueves, 5 de enero de 2017

Apertura de nuevos PPP

#LeerEsVolar En el 2017 disfruta de nuevos espacios de lectura en la ciudad. Prográmate con las inauguraciones de los Paraderos Paralibros Paraparques. Cultura en Bogotá