Por: Juan David Rincón Huertas
Promotor de lectura PPP Parque el Country
Autor: Evelio Rosero
Editorial: Destiempo
Año: 2013
Género: Cuento
“Somos cuentos contando cuentos” - Ricardo Reis
En el campo literario actual, Evelio
Rosero se ha distinguido más que nada por su trabajo novelístico, pero otro
género al que se ha dedicado con gran interés es el del cuento. El lector de
PPP podrá constatarlo si ha tenido, en algún momento, el placer de leer el
número 16 de la colección Libro al viento
titulado El beso frío y otros cuentos
bogotanos.
Dentro de esta producción
cuentística es notario el cuento corto. La editorial Destiempo presentó en el
2013 la recopilación de este tipo de escritos titulada 34 cuentos cortos y un gatopájaro. La antología reúne los escritos del
autor entre 1978 y 1981 y publicados
en diferentes medios.
El universo de estos escritos
está poblado por ambientes y personajes que se mueven entre lo onírico, lo
enigmático, lo fantástico y lo misterioso. La mayoría de los cuentos están
narrados por voces colectivas, desde el nosotros:
ancianas, habitantes de lejanos pueblos, oficinistas abúlicos, fantasmas de
niños muertos por ahogamientos, jóvenes que miran con deseo a la matarife del
pueblo, entre otros. Aunque también está la voz del personaje individual rodeado
de misterio, al que nos enfrentamos con sospecha y asombro. Con esto, Rosero se
afirma en la creación de todo un collage literario de voces múltiples,
diversas, extrañas.
La escritura de Rosero es
certera: sorprende y deja un efecto potente en cada lector. La creación de
atmosferas y la configuración de personajes que en unas cuantas palabras genera
una imagen sostenida en cada uno de los que se acerca al texto, son rasgos que
sobresalen en esta antología. Hay en cada cuento corto una exploración de lo
inimaginable, de lo extraño y de lo misterioso. Aquí los hombres se elevan por
el aire, o se pierden en espejos pintados sobre lienzos o escriben cuentos para
matar perros. Pero también hay animales que hablan, reflexionan, aman. El
hombre mismo es visto y escrito en su potencia animalesca, salvaje.
También hay una narración donde
lo cotidiano se hace extrañamente paradójico y entonces, por ejemplo, un hombre
que recorre un desierto chileno tocando la dulzaina debe asistir a la muerte de
una joven niña que desea escuchar su instrumento mientras agoniza. Los
personajes se enfrentan a la soledad, al encierro, a la muerte, al amor, a la
desesperanza. Son asesinos, fugitivos, enfermos, amantes de lo prohibido, se
entregan a sus pasiones: las de vida, las del más allá, las de lo desconocido,
e incluso – ¿por qué no? – a las pasiones de la literatura.
Hay que dejarse llevar por esta
extraña fascinación de los cuentos de Rosero. Hay que dejarse seducir por la
fuerza de lo que se encierra en estas pequeñas historias. Pero no hay que
dejarse engañar, porque hay que tener presente la ambigua manera narrativa que
de por sí caracteriza a este género del cuento corto: cada cuento parece funcionar
a modo de promesa y entonces el lector cree que el enigma de estas palabras se
resolverá al final, con ese último punto. Más bien, lo que pasa, es que el
cierre de todos cuentos deja más preguntas a aquellos que lo leen de las que
prometía responder. No hay que culpar al género, no hay que culpar al escritor.
Finalmente, la literatura es eso, la búsqueda de maneras de enfrentarse a lo
irresoluble, maneras que terminan siendo aún más inexplicables. La literatura
que desde lo más extenso, a lo más simplificado siempre es una potente fuerza
de asombro y fábula.
Atrévase a leer y sabrá qué es un
gatopájaro o cuáles son las reflexiones metafísicas de un conejo o conocerá
instrucciones de primera mano -literalmente- para destruir una guitarra. Si
esto no lo convence, de pronto lo hará la fantástica construcción de personajes
a la deriva con la que Rosero sorprende en cada palabra, en cada uno de sus
libros. El repertorio de estos
personajes es extenso, tiene 34 opciones, más un gatopájaro, para leer y perderse
en la literatura.
1 cuento de 34: A la deriva
Encontró en el bosque a un niño de
once años que le dijo que en realidad no era un niño de once años y tampoco un
niño sino una niña de quince años y que no estaban en un bosque sino en un
valle y que ella nunca había sido encontrada por él sino que ella lo había
encontrado a él con el único deseo de explicarle que no era un niño de once
años en el bosque y que aquello no era un bosque sino un valle y que lo mejor
que podían hacer era caminar tomados de la mano hasta un bosque para entonces
acabar de comprenderse o comprender que a lo mejor él tampoco era él sino era
otro y que bien pudiera suceder que ninguno de los dos supiera a qué atenerse
frente a un autor que huye inmóvil en la calle bajo esta lluvia dura y
permanente.
Sobre el autor:
Evelio Rosero Diago es un
escritor colombiano nacido en Bogotá en el año 1958. Tras su primera novela Mateo solo (de la trilogía “Primera vez”
junto a Juliana los mira y El incendiado) ha sido autor de otras
obras reconocidas como Los Almuerzos,
Señor que no conoce la luna, En el lejero, Los ejércitos y La carroza de
Bolívar o de obras de género infantil como Pelea en el parque, El aprendiz de mago, Cuchilla, entre otros. Ha
sido ganador de reconocimientos como el Premio Tusquest Editores de Novela y el
Premio Nacional de Novela 2014 entregado por el Ministerio de Cultura; y es
actualmente una de las voces más sobresalientes de la escritura literaria en
nuestro país.
Este libro es realmente buenisimo :D lo recomiendo tambien.
ResponderEliminarGracias Melissa
ResponderEliminarGracias Melissa
ResponderEliminarExcelente!
ResponderEliminarSoy bibliotecaria y tuve la fortuna de leerlo y compartir la mayoría de estas bellas historias, de universos distintos y particulares con los usuarios de mi programa de narraciones por whatsApp (Lecturas Móviles) y recibir los comentarios de los escuchas en los que pude percibir que había causado en ellos el mismo efecto de fascinación y admiración por el autor. Muchos indagaron sobre él y su obra, expresaron el encanto por su estilo, por los inesperados finales y bella descripción del espacio de cada uno de los cuentos. Compartieron a su vez los audios con amigos y familiares y recibieron las mismas manifestaciones de entusiasmo y complacencia.
Es muy interesante armar una urdimbre de palabras, tan sólida, especial,en tan poca extensión y de manera tan contundente. Deja la sensación de querer que el GatoPájaro vaya acompañado de mucho más que 34 cuentos cortos.
Quisiera conocerlo, poder expresarle mis sentimientos de admiración y gratitud.
Mis respetos a Rosero y su delicioso estilo de contar historias. Lo disfruté muchisimo.