Días con Sapo y Sepo
Por:
Ángela Valeria Dimaté
Promotora
de lectura PPP Unipanamericana
Autor e ilustrador: Arnold
Lobel
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2002
Páginas: 68
Es difícil
que Arnold Lobel deje al lector saciado y el punto final de sus historias suponga
algún tipo de cierre. Repartidos como personajes en varios de sus libros, Sapo
y Sepo son unos amigos entrañables que viven experiencias tan cercanas a nuestro
día a día que esos dos anfibios que en los cuentos de hadas presentan como
repugnantes, acá son tan atractivos que los quisiéramos también como amigos. En
este libro nos encontramos cinco historias breves en que se topan con
dilemas cotidianos convertidos en conflictos más hondos, como pasar de
definir si ordenar la casa hoy u otro día y, como idea recurrente, experimentar el peso del mañana. El miedo,
la inseguridad, la persistencia, la soledad, las mentiras bondadosas atraviesan
estas bellas historias que son contadas de tal manera que resaltan por sobre
alguna pretensión excesiva de enseñanza al lector.
A propósito de esto, hace poco empezó a
circular el Libro al Viento Fábulas de Samaniego, que leímos en los 51 PPP de Bogotá, y
allí exploramos este tipo de historias cuyos protagonistas son animales humanizados
(eventualmente humanos), en tramas que finalizan con una sentencia que
conocemos como moraleja, y tiene por objeto enseñar al lector cómo comportarse en sociedad
ante ciertos dilemas. Quiero resaltar la diferencia entre las fábulas y
los cuentos de Lobel. Si bien Sapo y Sepo deciden siempre que se encuentran con
un problema, como sucede en todo cuento, y ese resultado interactúa con el
lector haciéndolo reflexionar en términos éticos, la importancia de la narración y la calidad
sencilla de las historias hacen de las creaciones e ilustraciones de Lobel
mucho más que una enseñanza disfrazada de moraleja. Acá la sentencia, que
no es explícita en la forma de una frase final sino que recorre toda la historia, no
tiene pretensiones de juzgar al personaje dubitativo, perezoso, con
debilidades, como sucede en las fábulas, sino de darle voz para que sea
escuchado. Por esto es que no hay mirada unívoca, y tanto Sapo como Sepo tienen
la necesidad ser percibidos y comprendidos por el otro.
El carácter reflexivo y filosófico de estas
historias permite, en todo caso, que el lector no se comprometa de antemano
sino que tenga la posibilidad de pensar por sí mismo, aunque es preciso admitir
que esto sucede más con unas historias que con otras. Para esto sugiero leerlas en
orden, porque parece que estuvieran dispuestas de tal manera que las últimas
dos, El sombrero y Solo, se atrevieran a soluciones
inesperadas que el lector de Escalofríos,
la tercera, no esperaría. Catalogado como infantil, el libro no se limita a un
lector niño sino que abarca inquietudes comunes de edades distantes. Esa riqueza
me anima a recomendar Días con Sapo y Sepo y a asegurar como anticipo que no olvidarán sus
historias y, como esperanza, que querrán volverlas a leer y buscarán otras más.
Linda reseña.
ResponderEliminarQuerida, fui a uno de los paraderos y no encontré tu recomendado. ¿En dónde lo puedo encontrar?
Apreciado Anónimo,
EliminarEste libro lo puede encontrar en los paraderos de los parques La Amistad, San Andrés y Unipanamericana