Presentamos nuestro recomendado de hoy desde los Paraderos Paralibros Paraparques:
Bogotá: epicentro del rock colombiano entre 1957 y 1975
Por:
José Luis Jiménez
Promotor
de lectura PPP Boyacá Real
Autor: Umberto
Pérez
Editorial: Alcaldía
mayor de Bogotá
Año de publicación: 2007
Páginas: 144
Sinopsis
Esta
obra describe, de manera precisa, el modo en como el rock surgió en la sociedad
colombiana y, teniendo en cuenta su aparición, difusión, creación e
interpretación, cómo se convirtió en un fenómeno cultural y social. El libro cubre
un amplio espectro que abarca desde las primeras emisiones radiales de
canciones hasta el éxodo de músicos colombianos a otros territorios geográficos
y profesionales, pasando por etapas tan disímiles como la nueva ola y el hippismo, y deja ver cómo el rock en Colombia apareció,
se difundió, consolidó y posteriormente se diluyó, mas no sin dejar señales de
que se había convertido en un fenómeno juvenil nacional.
La ciudad de Bogotá es
la protagonista de esta historia. Su condición de capital garantizó que
arribaran las noticias del rock a través de la radio, y que en ella se
desarrollara una actividad juvenil contracultural en las décadas de los
sesentas y setentas. La discoteca La Bomba, el Pasaje de la 60, Chapinero y
Lijacá, se convirtieron en espacios propios de los jóvenes que hicieron de
Bogotá un foco de desarrollo de los nuevos movimientos artísticos y culturales,
durante un periodo en que el rock nacional conoció una etapa de auge y posterior
descenso.
Percepciones
En muchos casos, hablar
del rock es referirse a un mundo para los jóvenes, que en la época de los
sesenta, en Colombia no existía como una generalización. Para mí resulta
curioso ver cómo alrededor de esta maravillosa cultura de la cual formo parte
desde los trece años, no ha habido un auge realmente importante y siempre ha
quedado al margen de las modas propias de la cultura latinoamericana, donde el
rock es visto, en ocasiones, como un invasor extranjero de una cultura como la
colombiana. Quizás por eso para mí el libro fue una ventana al pasado, que me
permitió revisar cómo esta cultura alguna vez formó parte de la cultura bogotana
y que defendió un mundo para los jóvenes.
El rock para la cultura
bogotana de estos años fue vital, y creó todo un mundo nuevo a partir de esas
referencias extranjeras que tanto se repelen hoy en día. El libro nos cuenta cómo
todo fue ocurriendo simultáneamente y de qué manera las emisoras fundamentaron
de manera vital y enérgica este cambio musical que estaba invadiendo a la
ciudad. Así, el rock bailable y alegre de los primeros tiempos influenció
poderosamente la rumba bogotana de la época, que tuvo como escenario principal
la discoteca La Bomba, lugar en donde durante un buen tiempo el rock fue el
principal protagonista.
Sin embargo, una vez
llegaron las influencias del hippismo a Colombia, el fenómeno del rock mutó,
pasó de ser un espacio en donde los jóvenes la pasaban bien a ser uno en que
contrariaban a la sociedad ultraconservadora que históricamente ha existido en
el país. No es casualidad que, en ocasiones, el rock para nuestros abuelos esté
cargado de mitos y leyendas urbanas que aún persisten, a raíz de ese fenómeno
contracultural que influenció la cultura rockera desde mediados de la década de
los 60. Sin embargo, al igual que muchas otras culturas, esta también hizo su
aporte a la ciudad, ya que desde entonces Chapinero se conoce como un lugar
donde el rock es un protagonista underground; igual sucede con las comunas
instauradas en Lijacá, donde la utopía del hippismo se intentó llevar a cabo
durante un tiempo, influenciada no sólo por la música sino por el mayo francés
del 68. Sin lugar a dudas, esto conllevó al rechazo social que incluso hoy en
día sigue presente, y que promueve un estereotipo negativo que se ha
consolidado con el tiempo de manera represiva, obligando a que, con el tiempo,
los rockeros de la ciudad pasáramos a tener una cultura escondida, presente en
el libro y presente hoy en día.
Como lector y
perteneciente a esta cultura maravillosa, recomiendo el libro ampliamente, no
sólo porque nos devuelve en el tiempo en un periodo donde quizás las utopías
eran más posibles que ahora, sino porque en cierto sentido nos permite conocer
y reconocer los espacios que tuvo la cultura rockera al menos durante su corto
periodo de auge por la ciudad. Este libro nos abre una ventana al pasado que
permite encontrar referentes culturales olvidados, pero siempre presentes a
pesar de todo. En mi caso me permitió descubrir todo un mundo que no conocía a
fondo, como lo es el rock colombiano, del cual tenemos tan pocas noticias e
incluso a veces creemos que no existe. Mi gran sorpresa fue descubrir que no sólo
existe sino que, además, ha estado presente desde el año 57 hasta la
actualidad.
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